jueves, 29 de septiembre de 2016

La arcilla: el material que refrigera estancias y reduce el consumo eléctrico

La arcilla es uno de los minerales más comunes en la corteza de la tierra.  Tiende a ser maleable cuando está mojada, y dura y quebradiza cuando está seca.


Si no lo sabéis, hay muchas clases de arcilla, cada una con sus características ligeramente variadas. Para la construcción (mezclada con arena, paja u otros materiales), su característica más interesante, es la adherencia. El pegamento de la mezcla, en resumidas cuentas.

La tierra arcillosa (sin cocer), por ejemplo , ha sido utilizada para construir desde que los hombres primitivos decidieron juntarse en asentamientos permanentes. Es decir, ¡Tiene unos 10.000 años de historia!

¿Quieres saber lo que se puede hacer con la arcilla? ¡Sigue leyendo!


En el Yemén (África), sigue habiendo edificios de más de 12 pisos de altura. En Taos (EEUU), hay edificios de más de 900 años que aún se utilizan hoy en día, y por ejemplo, aquí, en la Península ibérica, se ha trabajado con el tapial, el adobe y la paja.




Os voy a hablar de un proyecto actual muy ambicioso:

Tisiwid es un pueblo desarrollado frente al ksar —urbe fortificada, en árabe— de Aït Benhaddou. La ciudadela, con edificios del siglo XVII, es uno de los mejores ejemplos de arquitectura de arcilla de Marruecos.

Este emplazamiento, situado al sur del Alto Atlas, ha formado parte de películas como Gladiator o La Momia, y de series como Juego de Tronos. Es también patrimonio mundial de la Unesco desde 1987. Sin embargo, mientras los vecinos luchan para preservar este conjunto arquitectónico, el hormigón ha tomado un papel cada vez mayor en la localidad vecina porque "parece un material más moderno". Ahora, un proyecto organizado por los habitantes de Tisiwid intenta cerrar esta brecha: el objetivo es recuperar las técnicas de construcción tradicionales, y aprovechar su eficiencia energética.


Este proyecto lo lideran la asociación Ait Aissa —formada por las cinco familias iniciales del pueblo— y la ONG We Speak Citizens, entidad que intenta poner en marcha planes urbanísticos participativos. Su objetivo es ayudar a la población para que recupere y actualice las técnicas de construcción tradicionales. 

¿Por qué? Porque constuir de esta manera tiene más ventajas según el objetivo que se busque. Por ejemplo, es mucho más eficaz que el hormigón cuando se trata de aislar del calor o resguardar del frío. Una característica importante, cuando la temperatura puede oscilar entre “50 grados en verano y bajo cero en invierno” y hay que ganar en eficiencia energética. Se trata, además, de una materia prima “menos costosa”, porque se extrae del área local.


Hay que incluir las comodidades de la vida actual, como baños, cocina, etc. Otra parte del reto pasa por rediseñar los edificios y reducir, con ello, la energía que necesitan —en refrigeración o calefacción—. “Usas la orientación del edificio y la circulación del viento para refrescar. Empleas toldos para cubrir los edificios”, relata a modo de ejemplo Fattima-azzahra Bendahmane, arquitecta e integrante de We Speak Citizens.

Los habitantes de Tisiwid han creado cooperativas para construir los edificios. La actividad de estas cooperativas servirá para poner en marcha varios proyectos. El primero de ellos es una escuela infantil y de primaria, con 272 plazas. A la escuela le seguirá un centro de formación profesional, “donde se enseñe en varios campos, incluida la construcción en arcilla”; y un mercado. A la larga, la idea es “un plan de urbanización sostenible” de 200 hectáreas, incluyendo infraestructuras y viviendas.

El proyecto también pretende ayudar a la población a comprender la importancia de los valores cívicos, con ejemplos prácticos. Por ejemplo, convertir botellas en tiestos. De esta manera, se pretende además, transmitir los valores de la sostenibilidad y el reciclaje.

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